lunes, 8 de febrero de 2021

CON EL VIENTO QUE TODO EMPUJA DE SIERRA DE LA VENTANA A SALDUNGARAY EN BICICLETA


Ruedan que ruedan las ruedas del ferrocarril ¿quien se acuerda de esa canción?

El ferrocarril en muchos pueblos pasó a ser un recuerdo, representado en las historias de aquellos que lo vivieron, en los libros, en los museos, en el arte. 


Hoy ruedan las ruedas de autos, cuatriciclos, bicicletas… yo en pata, como siempre, pero quise probar después de muchos años, andar en bici. Google me decía que eran 9km de Sierra de la Ventana al pueblo de Saldungaray y se hacía en bici en 27 minutos, y el viento me murmuraba que me era posible hacerlo,, (medio que “entre nubes” se reía el viento de mi igual) El Montañes, (en Galeria Sylver) donde alquile la bici, me guió para que tome la mejor alternativa de ir por un camino de tierra, que era más seguro y tranquilo. Asique, aunque con las patas temblando porque soy re cagona, me mandé. El tema eran los primeros metros, la avenida, los 500m de ruta, los turistas ansiosos, el solazo de la mañana. Pero una vez que doble a la izquierda, tomando el camino viejo, comencé a sentir esa hermosa libertad que se respira en los pedales, y aún más con el paisaje de campos y sierras. 

En el camino me crucé con animalitos, aves, camiones, pocos autos. Ahí pensaba, bueno, si me pasa algo tampoco es que no pasa ni una mosca… La parte del trayecto que no me gusto fue justamente cuando me encontré con los tábanos y el basural a cielo abierto. Lo que me da pie a tocar el tema sobre la importancia de darle bola a repensar nuestros consumos, el destino de los residuos y trabajar e invertir en nuevas formas de tratar los desechos. Como me contaba Melania en la entrevista que le hice, (ver nota ) en el pueblo se acostumbra a separar los residuos, a hacer compost,  y se ven los diversos tachos distribuidos en el pueblo, sin embargo los turistas no suelen respetar eso. Por ello, la educación ambiental hacia los turistas es algo fundamental a aplicar, mientras se trabaja en la erradicación de los basurales a cielo abierto.


Retomando el camino pedaleado, me emocioné cuando vi una construcción, que luego me enteré era el antiguo Matadero Municipal de Saldungaray y una de las Obras de Salamone, personaje histórico de importancia del lugar. No paré a sacar fotos ya que había carteles aclarando que era privado y había gente afuera, pero es un sitio para acercarse a conocer ya que tiene una arquitectura particular. 

Finalmente llegue a destino, al asfalto, y paré en un árbol con sombra para revisar para donde tenia que doblar. Además, porque me volvió el miedo de cruzarme con autos. Siguiendo la señalética, me dirijo hacia la Oficina de Turismo. Por más apps que haya de los destinos turísticos, me gusta ir a la antigua con el mapita e interactuar con quien esté presente, además que no tengo tanta memoria en el celu je. ¿vos como te llevas con esas apps?


La Oficina de Turismo está ubicada en una hermosa plaza, detrás del nuevo Centro de Interpretación Salamone. Ahí la chica, luego del alcohol en gel, me entregó el deseado mapita con los principales puntos de interés, y me contó de las actividades. Esa misma noche había un evento con una banda de rock en el Centro de Interpretación, después de tanto tiempo de cuarentena, y se estaban haciendo las visitas guiadas al Fortin de Pavón. (por un valor de $300) 

Aunque quizás lo ideal hubiese sido tirarme a descansar y comer, llegue 20min antes de que comenzara la visita guiada, razón principal por la que quería visitar el pueblo. El descanso podía esperar. 

La bici la podía dejar afuera. En ese momento me di cuenta que no me habían dado ningún candado para asegurarla. El sentimiento de inseguridad que solemos tener quienes vivimos en ciudades (soy del conurbano) se despertó. Asombra poder dejar la bici libremente. jajaajaj 


Junto con otra persona que se estaba alojando en un camping ahí nomás, hicimos la visita a cargo de Andrea. Durante una hora nos narró la historia de la zona teniendo en cuenta distintas perspectivas: de los pueblos originarios, soldados, capitanes, mujeres y primeros colonos. También nos contó cómo fue el proceso para la recreación del Fortin, con sus dificultades.  Pueden leer más sobre esto en la entrevista que tendré con ella el Martes 9 de febrero. 

Creo importante tener en cuenta todas las perspectivas para dar una opinión. En este pueblo, se conoce y aprecia otra cara de las sierras, aprendes que el recientemente famoso Cerro de los 3 picos (El más alto de Buenos Aires) tiene en realidad 4 picos, y es así como en este pueblo lo llaman. Mismo cerro, distinto nombre según donde te pares a mirarlo. 


Una vez terminada la guiada, hablamos un poco con Andrea y quise tener una entrevista con ella para conocer más sobre la Asociación de Turismo Comunitario de Saldungaray de la cual formaba parte. Sin embargo, llegó otra familia y aunque no era horario, ni pensó en rechazar hacer de nuevo la guiada para ellos. Cosas que pasan cuando te apasiona algo. Ya que ese mismo día me iba, quedamos en que la entrevista se hiciera igualmente, de forma virtual, para que además tanto ella como yo podamos descansar del calor serrano del mediodía. 


Me fui directo al arroyo más cercano y busqué una sombrita. Cambio la frase Home sweet home por Sombrita sweet Sombrita. Después del agua me puse a hablar con dos chicos que estaban en la misma sombra. (tampoco había mucha) Bruno y Tomas, 17 y 18 años experimentaban su primer viaje de mochila desde Ituzaingó, en tren, a pie y “a dedo”. Hicieron el camino de Sierra a Saldungaray por la ruta a pie, tardando 2 hs maso menos.  

En todo viaje sola/o esta bueno tener tramos en compañía, conociendo gente que te parece piola, así que me sume al recorrido por el pueblo con ellos y fuimos al Cementerio, uno de los atractivos y donde está el famoso monumento de Salamone, Icono del pueblo.




Seguimos caminando aprovechando las sombras de los árboles, buscando la entrada del que me dijeron era como el Balneario del lugar. Conocimos a Juan Carlos, dueño de un kiosco - Parador Gualeguay y de caballos. Vive en ese pueblo desde pequeño y no tiene problema en dar a conocer su historia. Está ubicado en el acceso que baja hacia el arroyo donde hace poco el municipio limpió y ordenó para su mejor disfrute. Nos confesó que hasta que no se hizo eso no se había dado cuenta del lugar hermoso que tenía enfrente. 


Aprovechando que cada vez llegan más turistas al pueblo, con su hijo agregaron al lugar la opción de cruzar el arroyo por tirolesa. ¿ Te copas?

  

Otro de los puntos que me habían recomendado era la Bodega de Saldungaray, asique pasado un tiempo y habiendo descansado, (aunque una siesta no hubiese venido mal.) fuimos para allá. Para eso, fui a buscar mi bici, que la había dejado en la Oficina de Turismo. Como era un tramo mayor para llegar hasta ahí, quería aprovechar el poder andar en ruedas. 

El sentimiento de inseguridad me volvió, temiendo que la bici ya no esté, y encima no era mía. Pero ella estaba ahí, lo mas pancha.


Caminar por los pueblos es hermoso, pero hay una buena razón por la que está el horario de siesta, el sol es intenso. Mis piernas blancas ya estaban re coloradas pidiendo más protector solar. Igualmente fui pedaleando tranquila, disfrutando del camino, parando a sacar fotos, y así tampoco me adelantaba tanto de mis compañeros de viaje caminantes del momento. 


Llegué al sitio y lo primero que encontré de casualidad fue un baño para refrescarme, luego busque el sitio con personas y corrobore que tenía la suerte de llegar a los sitios en el momento indicado. Faltaban 10 minutos para la visita guiada. La magia del duende que me acompañaba era potente en este pueblo… :)


Los chicos, sin embargo, solo pudieron descansar algo de la caminata y pegar la vuelta. Aunque la visita sólo duraba 30 min, se les hacía tarde para encontrarse con alguien del pueblo que los iba a llevar de vuelta hasta Sierra, y esas oportunidades no se suelen desaprovechar. Además pensar en hacer el camino de vuelta caminando me cansaba hasta a mi. jaja. 


No tengo mucha cultura del vino, pero quien hacía la guiada dio varios tips para aprender un poco más, comparaba con otros sitios donde se produce vino entre otras cosas y mencionaba que una de las trabas que tenían para posicionarse en el mercado era que la cultura del vino argentina estaba muy vinculada con la región del cuyo, relacionando los vinos producidos en otras zonas de menor calidad. ¿qué opinas vos?

El turismo enológico se encuentra en crecimiento en nuestro país, lo que me recuerda el recientemente publicado Mapa de Bodegas Turísticas: https://bodegas.yvera.tur.ar/


Lo único que no complació fue que en la parte de degustación, que hace toda bodega y es lo más esperado por todos, sólo se dio a probar un solo tipo de vino, en abundancia, pero solo uno. Me enteré mas tarde que debido a la pandemia, fueron uno de los tantos emprendimientos que casi caen, por lo que atribuyo a ello el que no tengan en el momento variedad y producción necesaria. También es posible que por protocolos dar a probar más vinos significaba una mayor exposición... los mismos se respetaban de manera cuidadosa a la vista. Dicho esto, esperemos que en las próximas visitas puedan satisfacer mejor al turista durante la visita. Disculpen por no tener precisiones sobre esto, estaba en modo vacaciones en bici... ?

Al valor de la visita guiada, (200p) si luego querés comprar algún producto se descuenta el mismo monto, los precios son accesibles, asique es para aprovechar. Sin embargo, a la venta también había poca variedad, el que nos dieron a degustar, espumantes, y los últimos frascos de mermeladas. Compré el vino que probé ya que me gustó y no suele pasarme. 



De vuelta en el centro del pueblo me dirigí a la plaza, me sentía cansada. (El vino no tenía nada que ver eh! pedí que me sirvieran poquito para probar por si no me gustaba.) Pasto y sombra sweet sombra, liberé a mis pies de las zapatillas y medias y me acosté un buen rato para cargar energías antes de arrancar la vuelta a Sierra. Me volví a cruzar con quien también hizo la visita guiada al Fortín y nos pusimos hablar. Mala mía que no recuerdo el nombre, pero venía de San Nicolás. Me conto que para llegar hasta ahí, tuvo que hacer unas re vueltas… problemáticas sobre el transporte que son para otra nota.


Cuando al principio dije que “el viento se me rió entre nubes”, fue por la pedaleada de la vuelta. Sinceramente me re costo. Mezcla de cansancio, viento y subida. Cuando llegué, en la Oficina de Turismo me habían advertido que me iba a costar la vuelta con el viento en contra jaaaa. Pero bueno, sabía que iba a ser un desafío para mi esto de andar en bici. Igualmente no me privé de disfrutar los últimos rayos de sol serrano del día y los distintos colores que nos deja. Llegue a Sierra casi a las nueve, justo a tiempo para el horario límite de devolver la bici. 


El haber hecho este pequeño viaje en pedales (aunque enorme para mi), no quedarme con las dudas y las ganas y llegar sana y salva, me hizo quererme un poco más. Eso es lo enormemente hermoso que tiene el viajar sola, sorprenderte a vos misma.


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